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Grave denuncia en colegio de Castro: madre acusa que dos alumnos dejan semidesnuda a su hija en sala

El hecho habría ocurrido el jueves 3 de septiembre en el prekinder teniendo como afectada a una niña de 5 años.

Una denuncia por "comportamiento de connotación sexual que no constituyen agresión" contra el colegio Wanelen We de Castro se recepcionó el jueves 9 de septiembre en la Superintendencia de Educación. Según ésta, el 3 septiembre dos compañeros de curso le bajaron el pantalón y la ropa interior dentro de la sala de clases a una niña de 5 años sin que, aparentemente, ninguna de las tres tías en el aula se haya percatado, y además, sin que se hayan tomado medidas para resguardar la integridad de la menor frente al hecho, que sólo fue conocido una vez que la madre interrogó a la niña luego de notarla extraña y acongojada.


La madre, identificada como Vanessa Guerrero, comentó que fue a pedir explicaciones al establecimiento señalándosele que lo iban a investigar. Tras retornar por la respuesta a dicho proceso, el encargado de la UTP le habría indicado que una de las parvularias a cargo descartó el hecho, señalando que en realidad los dos niños intentaron bajarle el pantalón, a pesar del relato de la niña que indica que si la dejaron semidesnuda.


Al momento de ocurrido el hecho habían 3 tías en la sala y 25 alumnos. La madre muy afectada declaró a La Opinión de Chiloé:


"(...) no me explico la negligencia de las tías, [que] en una sala tan chica no pueden evitar esas cosas. La retiré del colegio ese mismo día lunes que me dieron esa respuesta. Fui a la provincial de educación acá en Castro a poner el reclamo y me dijeron que sólo por la página de Internet".


La apoderada finalmente realizó la denuncia a la Superintendencia de Educación, quienes en una escueta respuesta, señalaron que iniciarán un proceso de investigación para determinar si se siguieron los protocolos para este tipo de casos.


Comportamiento habitual

Consultada la psicóloga Amada Albornoz, ésta señala que si bien es cierto el hecho ocurrió entre niños, y tales conductas podrían ser catalogadas normales y habituales en ellos a esa edad (por lo que es improbable que puedan tener alguna connotación de carácter sexual como se la pudiera asignar un adulto), cuando dichas conductas se realizan con regularidad incluyendo agresividad o en lugares públicos, corresponde a las tías en una primera etapa explicar que tales comportamientos no pueden realizarse, y luego informar a los padres para que sean ellos los encargados de realizar una correcta educación.


Con respecto a si los menores estaban imitando conductas que observaban en su entorno inmediato, la profesional indicó que es probable que esa pueda ser la causa, aunque no necesariamente, dado que también puede deberse a un proceso natural, y a veces los papás se sienten incómodos ante estos comportamientos; en realidad no, no se puede asociar con cierto erotismo que los adultos ya poseen.


En este caso, la psicóloga acota que lo grave no necesariamente es el hecho en sí mismo, sino más bien la aparente inoperancia de las tías quienes no aconsejaron a los padres de los niños ni analizaron conjuntamente la conducta de sus hijos, sus preocupaciones, y cómo van a encauzar su educación, ni menos se acercaron a la mamá de la niña a explicar que estos comportamientos podrían darse de manera rara y que no necesariamente tienen una connotación sexual, aunque si es extraño que dos niños "fuercen" a otra para bajarle los pantalones con la ropa interior y que lo vean como un juego, y mucho más si habían tres adultos en la sala que no lo vieron.


Lo mismo ocurrió con el encargado de la UTP, quien en ningún momento orientó a la apoderada, sino más bien se abocó a mencionar que, según su investigación, el hecho nunca ocurrió, sin señalarle explícitamente los protocolos que se siguen en el colegio ante comportamientos similares y si realmente las tías se habían acercado a los padres de los menores para coordinar el proceso educativo de sus hijos en cuanto a este tipo de "juegos".


En consecuencia, la profesional indica que es entendible que la madre de la niña haya mostrado un grado tal de preocupación, que finalmente llevó a retirar a su hija del establecimiento.

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