Violencia Intrafamiliar contra hombres en Chiloé: las cifras ocultas de las víctimas
Risas, burlas o ridiculización, eso genera en cierto segmento de la población la existencia de violencia intrafamiliar hacia los hombres
El año pasado, y mediante el Oficio n.°142, la Diputada Jenny Álvarez le solicitó a la Ministra Claudia Pascual que "remita estadísticas respecto de la evolución de las cifras de Violencia Intrafamiliar registradas en cada una de las comunas de las provincias de Chiloé y Palena en la última década"; la respuesta que se envió desde el Ministerio mediante el Oficio n.°167 partía diciendo que incluía "las estadísticas de violencia intrafamiliar en las Provincias de Chiloé y Palena". Sin embargo, al revisar el informe, se pudo constatar no sólo la omisión de las cifras donde la mujer es la perpetradora, sino que también aquellas de las otras víctimas, incluyendo a los hombres que sufren de violencia intrafamiliar (VIF) por parte de sus parejas.
Lo anterior no es raro, dado que éste es un fenómeno que genera resistencias y no está exento de controversias, siendo en algunos casos motivo de burlas, mofas o ridiculización, transformándo el problema en un tabú social. Su alcance y prevalencia es difícil de evaluar, a lo que se une la reticencia por parte de los varones a hacer pública su situación o participar en estudios de campo, y más cuando el tema de la violencia intrafamiliar en general se asocia a las mujeres vistas sólo como víctimas.
Las cifras de Chiloé
A pesar de lo anterior, los hombres cada vez se están atreviendo más a denunciar que ellos también sufren de maltrato al interior de sus familias. De acuerdo a cifras de la Subsecretaría de Prevención del Delito para los últimos 12 meses, por cada seis parejas donde hay violencia intrafamiliar, en una de ellas la víctima es varón, siendo las comunas más prevalentes Ancud, Castro y Quellón, con el 29%, 25% y 23% de las denuncias respectivamente.
Respecto al período anterior, el número de denuncias que tienen al hombre como víctima ha caído en un 14% (versus la merma del 8% en el caso de las mujeres).
Las cifras mencionadas corresponden a las estadísticas oficiales, sin embargo, éstas pueden ser aún mayores si se considera que este tipo de delitos tiene un rango muy alto de personas que no denuncian, ya sea por vergüenza, temor o porque sienten que el proceso judicial es largo y engorroso.